viernes, 6 de febrero de 2009

Doña Josefa

He visto anuncios sobre el bicentenario de la primera Constitución española, la de 1812, que se celebrará en el 2012 en Cádiz.
Aparte de mi orgullo y satisfacción como andaluz y español, creo que a la Constitución de 1812 habría que llamarla Doña Josefa, en lugar de "la pepa". Claro que en su día la cosa tuvo su motivo, que aparte del gracejo gaditano lleva el añadido de despistar al invasor gabacho.

Nuestra Constitución actual no le gusta a algunos, pero está claro que se haga lo que se haga, no satisfará al 100% de los españoles. No hay nada más complicado que poner de acuerdo a más de 3 personas, así que a casi 50 millones es imposible.
Pero en otros paises, la Constitución, con mayúsculas, es considerada un tesoro, una reliquia, porque la mayoría de los ciudadanos creen que la Democracia es la única manera de gobierno aceptable, que no perfecta.
El problema no son las leyes, sino los seres humanos. Tenemos que ponernos de acuerdo, y para ponernos de acuerdo las dos partes deben ceder para que haya justicia. Cada parte debe sacrificar algo para el bien común.
Recuerdo el revuelo que se formó cuando Julio Anguita dijo por televisión que él y el partido comunista español eran republicanos y que no querían que hubiera un rey en España. Pero precisamente lo dijo porque eso fue el sacrificio que hizo el PCE para que tengamos la libertad que tenemos hoy.
Un precio elevado, pero razonable. Renunciar a unos ideales para conseguir un bien común. Si este país vuelve a ser una república, será porque una mayoría de los españoles así lo queramos. Pero no por imposición de nadie.