viernes, 20 de febrero de 2009

Pena de muerte

Al hilo de lo comentado en el epígrafe "Justicia", no me gusta la pena de muerte, porque por lógica si se comete un error judicial y se condena a un inocente, una vez ha muerto no hay reparación posible.

Pero por otro lado están esos criminales confesos y que se vanaglorian de sus acciones, que incluso aseguran con toda frialdad que las volverían a realizar. ¿Para qué gastar dinero de nuestros impuestos en mantener vivo, a la sopa boba, a semejante "perla"? Muerto está mejor y estamos todos mejor.

Del mismo modo, los pederastas, violadores y demás fauna por el estilo. ¿Castración? No, no es suficiente, siempre existe el riesgo de que vuelvan a las andadas. Y encima pueden tener descendencia, propagando sus genes anormales. Así que con ellos muertos estamos mejor todos y las generaciones futuras.
Soy padre, y si a mis hijos les hacen algo así, no pararía hasta matar con mis propias manos al hijoputa que sea.

En la famosa película Brokeback Mountain, se cuenta lo sucedido a un supuesto homosexual al que matan a golpes y luego le atan una cuerda del miembro, arrastrándole de él hasta arrancarlo.
Sí, es una salvajada. Pero es un buen castigo para un violador y más si es de niños pequeños.

Ayer ví "El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo". Cuando están en las minas de Moria, Frodo ve a Gollum que les va siguiendo, y desea que hubiera muerto. Entonces Gandalf le dice: "Muchos vivos merecerían la muerte, y algunos que mueren merecen la vida. ¿Podrías darsela tú, Frodo? No seas ligero a la hora de repartir muerte o juicio, ni los más sabios pueden discernir esos extremos. El corazón me dice que Gollum tiene aún un papel que cumplir, para bien o para mal, antes de que todo esto acabe. La compasión de Bilbo podría regir el destino de muchos. Sólo tú puedes decidir qué hacer con el tiempo que se te ha dado".

Así que no somos nadie para dar la vida ni la muerte. Solo podemos decidir cómo actuamos cada uno de nosotros.

Justicia

Desde tiempos de los griegos, la justicia se representa por una señora con una balanza en una mano, una espada en la otra y los ojos vendados.
Y es que esa señora con los ojos vendados, con su espada puede dar un tajo a quien no tiene culpa. Aparte de que no me explico cómo puede ver hacia qué lado se inclina la balanza.

La igualdad y la justicia son, como todo en la vida, algo relativo. Depende sobre todo del dinero que se tenga para gastar en abogados. Si tienes un abogado del turno de oficio y la otra parte tiene uno de lujo, pues lo mas probable es que pierdas el juicio. Y no importa quién tenga realmente razón. No se trata de eso. Su señoría el señor juez es quien decide y usted solo debe hablar cuando se le pregunte.

Creo que lo primero que habría que hacer es limitar el poder de los jueces, porque la diferencia entre dos meses y seis años de prisión es mucho tiempo. No puede haber márgenes tan amplios. La justicia debe ser implacable y concreta, sin dejar márgenes a maniobras orquestales en la oscuridad.
Sin embargo, esos márgenes de maniobra son los que las águilas de la abogacía aprovechan para que sus clientes esquiven el castigo y salgan mejor parados, siendo culpables, que los damnificados por sus obras.

Recuerdo un caso que se dió en mi barrio, en el que un vecino, al ver que le robaban dentro del coche, bajó a toda prisa con un palo, y le dio leña al chorizo. Consiguió evitar el robo, pero el chorizo, al llegar a Carlos Haya, contó lo que había pasado. Al dar parte los médicos de urgencias, el dueño del coche fue denunciado agredir al chorizo.
¿Esto es la justicia? Pues sí, porque un ciudadano cualquiera no es quien para agredir a otro, haga lo que haga, salvo el caso de que se vea amenazado él mismo o sus familiares. Es decir, si uno ataca a otro es un agresor, pero si el agredido le devuelve los golpes, sólo se defiende. De modo que como el chorizo le hizo poco daño, lo que hacía era defenderse.

¿Qué debía haber hecho el dueño del coche? Pues haber llamado a la policía lo primero, y después como mucho intentar retener al chorizo para que no se fuera de rositas. Pero nunca agredirle.

Así como este episodio puede ser sorprendente para muchas personas, explica lo complicado de la justicia. Salomón lo tuvo más fácil cuando tuvo que decidir qué mujer se quedaba con aquel niño, ya saben la historia: dos mujeres se disputaban la maternidad de un niño, con tanta insistencia que el rey Salomón, hasta la coronilla del tema, le dijo al oficial de la guardia que partiera el niño en dos con la espada y se lo repartieran las dos mujeres. Inmediatamente, una de ellas renunció al niño con tal de que no le hicieran daño. De modo que Salomón se lo entregó a ella. Pero, ¿era realmente su madre? En aquella época no había prueba de ADN, pero sí estaba una cosa clara, al menos era la única de las dos mujeres que había pensado primero en el niño antes que en otra cosa. Por lo tanto, aunque no fuera su verdadera madre, era quien iba a cuidar mejor de él, y que fuera su madre biológica o no, era secundario.

Y uno de los principios del derecho romano que se aplican en la justicia moderna es "in dubio, pro reo". Es una de las bases del derecho, que se traduciría por "en caso de duda, a favor del acusado". Es decir, que si no hay seguridad absoluta de que el acusado es culpable, no se le puede condenar. Aún así, hay muchos juicios que condenan a personas inocentes. Por ejemplo el famoso caso del asesinato de Rocío Vanninkhof. Se condenó a una mujer inocente, que tendrá su carácter y sus maneras, pero no había pruebas.
En éstos casos, ¿quién castiga al juez por cometer un error? Los jueces no pueden ser tan intocables. Si el error es manifiesto, como mínimo deben ser expulsados de la carrera judicial y que se dediquen a la abogacía que para eso tienen un título académico. Quizá un castigo más justo fuera que estuvieran en la cárcel el 10% de lo que hayan estado los encarcelados injustamente. No es lo mismo, pero así probarían de su propia medicina.

Ahora bien, también es ciero que los jueces deben estar protegidos para ejercer la justicia libres de presiones, cosa muy difícil. Un ejemplo pueden ser los árbitros de fútbol. Curiosamente, en otros deportes los árbitros son mucho más respetados, porque el castigo es fulminante. Sin embargo, en fútbol los jugadores se encaran al árbitro, incluso gritando e insultandole. En baloncesto o balonmano, significaría la expulsión del jugador. Y después del partido, se aclararían las cosas, pero durante el tiempo de juego la decisión del árbitro es inapelable.

Pero tiene que haber un mecanismo de rectificación, porque a ver cuánto dinero vale un año de cárcel. Un año perdido, donde no has vivido tu vida, y además puedes perder todo lo que tienes, amigos, mujer e hijos, casa, trabajo. ¿Cómo se compensa éso? La compensación razonable es que quien ha cometido el error pague del mismo modo. Aunque sea la décima parte.