jueves, 28 de julio de 2011

Maestá, asín no, con los deos...

Cuál ha sido  mi sorpresa al saber que el espeto de sardinas tiene un inventor mas o menos reconocido. Publica hoy 28 de julio de 2011 el diario SUR que los espetos de sardinas tienen su origen en Casa Pedro, en El Palo. Inventor malagueño y de El Palo, como no podía ser menos con perdón de Huelin. Y además me ha sorprendido más aún el invento de la "espetera". Y de la misma página web extraigo (sin permiso ni nada, para eso les hago publicidad) la historia del Espeto de Sardinas. Y con mayúsculas.

(de http://www.spetera.es/)
En un principio era alimento de pobres o clase humilde en la provincia de Málaga, una alternativa nutritiva y barata. Su inventor reconocido, Miguel Martínez Soler, conocido por el apodo de “Migué el de las sardiná”, montó lo que fue posiblemente el primer chiringuito de playa y allí comenzó su fama poniendo sardinas pinchadas en un trozo de caña a modo de espada que clavaba en la arena junto a las brasas.
Tal fue su fama que comenzaron a desplazarse ciudadanos de diferentes lugares de Málaga,aprovechando la llegada del tren o el tranvía que los dejaba muy cerca del lugar.En enero del año 1885 le llegó una visita que impulsó, aún más, su fama y fue el mismísimo rey Alfonso XII , que venía de comprobar los destrozos que un terremoto había producido en la comarca de la Axarquía. Fernando Rueda, profesor de Historia, describe así el momento:
«Cuando Miguel le ofreció uno de sus famosos espetos, el rey 'atacó' el plato con cuchillo y tenedor. En aquel momento Miguel se adelantó y dijo: Maestá, asin no, con los deos». Rápidamente 'Migué el de las sardinas' cosechó una gran popularidad. Su fama fue enorme en la ciudad, hasta llegó a aparecer en algunas publicaciones.

Descendiente de "Miguelito er de la sardiná" fue nada menos que Pedro Martínez, el fundador del conocido restaurante Casa Pedro, que cerró en 2009. Todavía hay quien pregunta "¿Sigue abierto Casa Pedro?". Y es que muchos todavía recordamos aquello de estar comiendo y que las olas salpicaran adentro de lo que fué el antiguo merendero. Claro que en aquella época no existían los espigones ni el paseo marítmo que hay ahora. Se comía casi en la arena. Con olor a "marismo".