sábado, 29 de diciembre de 2012

Desvariando sobre la crisis

No acabo de acostumbrarme a las tonterías que se oyen y se leen por todas partes.

Lo peor es que los supuestos entendidos sobre economía no reconocen la verdad, que es que no saben nada de nada, o al menos no saben nada a ciencia cierta. Es como el pronóstico del tiempo: cuando aciertan que bien, pero cuando no aciertan es cuando se manifiesta que no se puede hacer una predicción con exactitud cuando la situación es complicada.

Del mismo modo, los economistas no tienen ni idea de por qué empezó la crisis. Ni ésta, ni las anteriores. Y si lo sabían, ¿por qué no hicieron nada para evitarlo? Con el cambio climático, por ejemplo, hay movimientos de todo tipo y manifestaciones de todos los modos y en todos los medios. Pero de la crisis no hubo nada antes. Todo ha sido después.

Así que, ¿cómo tienen la cara dura de dar soluciones a algo que ni siquiera saben cómo se produjo?

Bueno, pues está claro que ésta crisis es una crisis de confianza. Han jugado a las finanzas como si jugaran a los chinos, con lo que tienen escondido y sin saber lo que tenían los otros, porque todos mienten. Así que han acabado por no fiarse ninguno de ninguno.

Podrían empezar los grandes actores en el fregao financiero, por decir la verdad, por valorar la honradez y castigar la deshonestidad, empezando por ser honestos. Así con el tiempo, la cosa mejoraría. Seguro.