miércoles, 9 de diciembre de 2009

Tempus fugit

Traducido del latín, "el tiempo se escapa".

Y es que de pronto te encuentras con 44 años y más de media vida gastada. Ya no vas a conseguir mucho más que lo que tienes, si puede ser un buen trabajo, una vivienda modesta, un coche familiar y un utilitario pequeño, y poco más.

Nació mi hijo, y ya tiene casi cuatro años. Quien lo iba a decir, desde las consultas en la clínica de fertilidad hasta el nacimiento con susto incluido. Ya me dijeron que ser padre es sufrir, pero no se pueden explicar los momentos de felicidad. Es de esas cosas que no se puede expresar con palabras.

Y el tiempo sigue su camino, inexorable a un ritmo supuestamente constante, porque a veces va muy rápido y otras veces parece que el reloj no avanza. Pero sea cual sea la velocidad, no se detiene.

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